Sevilla instala 1.900 contenedores de basura orgánica pero el compost obtenido no es apto

El Ayuntamiento de Sevilla (PP) ha desplegado 1.900 contenedores marrones para residuos orgánicos en las calles de la ciudad, con el objetivo de promover el reciclaje y la economía circular.

El problema de la contaminación

Sin embargo, el compost obtenido a partir de estos residuos está contaminado con metales pesados como plomo, zinc y mercurio, lo que impide su uso como fertilizante en la agricultura.

Los vecinos están arrojando todo tipo de residuos en los contenedores orgánicos, incluyendo pinturas, pilas, cartuchos de impresora e incluso bicicletas, lo que dificulta el proceso de separación y tratamiento de la basura.

“Cuando Sevilla empezó a recoger basura orgánica en mercados y grandes centros productores, la calidad [del compost] era aceptable, pero al abrir el abanico sin campaña de concienciación, empeoró”, explica Agustín Martínez, director del centro de reciclaje Montemarta Cónica.

Falta de campañas de concienciación

El Ayuntamiento reconoce que las campañas de concienciación están en proceso de licitación y espera de la aprobación de sus pliegos.

Sin embargo, Margarita López, profesora de la Universidad Politécnica de Cataluña, considera que debería multarse a quienes no separan adecuadamente los residuos, ya que la obligatoriedad de la ley no atañe a la ciudadanía sino a los municipios, que deben prestar los recursos necesarios.

“El español y el sueco son la misma persona, salvo que allí te castigan mucho y aquí no. Tengo clarísimo que ese es el problema”, afirma Germán Ramos, jefe de servicio de la Mancomunidad de El Alcor.

El reto del reciclaje

Actualmente, España incumple las normas europeas, que obligan a reciclar al menos el 50% de las basuras urbanas.

Para lograr este objetivo, es esencial mejorar la separación y el tratamiento de los residuos orgánicos, que constituyen el 35,9% de la basura urbana.

El sistema de recogida puerta a puerta, implantado en algunas zonas de España, ha demostrado ser efectivo para obtener un compost de mayor calidad, pero su coste es elevado.

Fuente: El País