Se encienden las alarmas en el sector exterior por la caída de la internacionalización.

La industria exportadora española ha dado la voz de alerta: la solidez de la internacionalización de la economía española ha retrocedido hasta niveles de 2014, debido a la tormenta perfecta que se vivió el año pasado, en la que el comercio mundial se redujo un 1,2% anual por las tensiones inflacionistas, que incrementaron los costes de las empresas y redujeron su inversión.

El Índice de Solidez Internacionalización de la Economía Española (ISI), elaborado anualmente por la Asociación de las Empresas Industriales Internacionalizadas (AMEC), que representa a 350 empresas con un volumen de exportación de 7.800 millones de euros, junto a la Cátedra de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, arroja un resultado de 6,18 puntos sobre 10, lo que supone el nivel más bajo de la serie histórica y un retroceso del 9,3% respecto a 2022.

Retroceso en todos los indicadores

De los 19 indicadores que lo componen, quince han sufrido caídas anuales y tres de ellos han retrocedido con fuerza, como consecuencia del desplome de los intercambios comerciales en todo el mundo. El indicador ligado a las exportaciones ha descendido un 37,3% anual, mientras que los de la inversión extranjera y la inversión en el exterior han caído un 37,3% y un 31,1%, respectivamente.

Joan Tristany, director general de AMEC, ha subrayado también el deterioro experimentado por los indicadores ligados a la base exportadora (el número de empresas que venden bienes o servicios a otros países) y a las exportadoras regulares (aquellas que han exportado durante cuatro ejercicios consecutivos).

"Los datos muestran que tenemos menos empresas que exportan de forma regular. La caída del indicador de la base exportadora en los últimos tres años enciende una señal de alerta que exige la implementación de políticas enfocadas, estables y consistentes", señaló Tristany.

El director general de Amec ha destacado la necesidad de impulsar "elementos habilitadores" de apoyo a la internacionalización, como la inversión pública y los instrumentos financieros "para asegurar una integración más segura, profunda y beneficiosa en las cadenas de valor y así promover la innovación tecnológica y la inversión en sectores de alto valor añadido".