Indignación y preocupación en Barcelona por la seguridad de los taxistas
El sector del taxi en Barcelona se encuentra en alerta tras un incidente de masturbación en el interior de un vehículo de servicio público, que ha despertado de nuevo el debate sobre la seguridad y el uso de videovigilancia a bordo. Este sábado por la mañana, una taxista llamada Auri se vio obligada a expulsar de su taxi a un pasajero que comenzó a masturbarse al arribar a su destino. La rápida acción de Auri y la presencia de una cámara de seguridad instalada en su vehículo permitieron tener evidencia del comportamiento delictivo del individuo.
Los taxistas de Barcelona, representados por la asociación profesional Elite Taxi, están demandando desde hace tiempo la implementación de cámaras de seguridad para garantizar su protección frente a robos, agresiones y otros tipos de incidentes. Sin embargo, normativas sobre privacidad impiden por el momento su instalación, poniendo de manifiesto una tensión entre la seguridad de los trabajadores y los derechos de los clientes.
El incidente de Auri, sumado a ataques anteriores, ha llevado a los miembros del colectivo taxi a aumentar la presión sobre las autoridades del Instituto Metropolitano del Taxi (IMET). A pesar de la prohibición actual, algunos taxistas, ante la percepción de desprotección, han optado por instalar cámaras de manera clandestina, a riesgo de sanciones, con la esperanza de que las grabaciones sirvan como medida disuasoria y como prueba en caso de delitos.
La situación llega en un momento en que el clima de inseguridad y la notoriedad de los incidentes han crecido, evidenciado por las grabaciones que circulan en redes sociales y medios de comunicación, poniendo a Barcelona y a su sistema de taxis en el centro de la discusión sobre seguridad urbana.
Un llamado a la acción y regulación urgente
La asociación Elite Taxi y su portavoz Tito Álvarez han pedido públicamente la convocatoria de una mesa de seguridad urgente y han advertido sobre la posibilidad de protestas que podrían alterar el tráfico de Barcelona si no se encuentran soluciones. La necesidad de encontrar un equilibrio entre privacidad y seguridad se ha convertido en una cuestión urgente para el sector.
La situación se complica aún más con el estado obsoleto de la tecnología actual que vincula a los taxistas con el sistema de emergencias, por lo que se requiere no solo la implementación de videovigilancia, sino también una actualización de los sistemas de seguridad y conexión con las fuerzas del orden.
Esta demanda de seguridad se ha extendido también al ámbito político, donde representantes han comenzado a mostrar solidaridad con el gremio. La cuestión ahora estriba en si las autoridades competentes tomarán las medidas necesarias para proteger a los taxistas y evitar incidentes similares en el futuro.