Los inversores siguen tensando la cuerda en la opa sobre el Banco Sabadell. La prima que plantea el BBVA sobre el banco catalán —de acuerdo a la oferta a 4,83 títulos del banco vasco por cada una del vallesano— se ha ido estrechando día a día durante este verano. Tanto es así que la diferencia entre la tasación del banco catalán que ha hecho el BBVA es solo del 2,4% superior, de acuerdo al cierre en Bolsa del viernes. Y, a lo largo del mes de agosto, se ha llegado a reducir por debajo del 1,5%.
El interés de los inversores
Cuando el BBVA remitió el 1 de mayo pasado la oferta de fusión al Banco Sabadell, la prima ofrecida a los accionistas del banco catalán era del 17%. Antes de que se publicasen los primeros rumores al respecto superaba el 30%. Desde entonces, los títulos del Banco Sabadell han ido convergiendo con la valoración del BBVA, de tal forma que durante semanas han discurrido de manera paralela. En el último mes, los del Sabadell han ido acortando distancias. Desde que presentó sus últimos resultados semestrales —en los que anunció un beneficio histórico y una subida del dividendo—, el pasado 23 de julio, los títulos del banco caen un 4%. Y desde que el BBVA hizo lo propio, el 31 de julio, cede cerca del 6%.
Si se amplía el foco, con respecto al pasado 29 de abril, el día antes de que se desatasen los rumores sobre una operación corporativa entre ambos bancos, los títulos del Sabadell han subido un 11%, por una caída del 12% del BBVA. Esto tiene dos lecturas para los inversores. Una es que el mercado apuesta por que la opa salga adelante y consideran que es una señal de que el mercado opina que el precio es razonable. Es habitual que en las opas exitosas la cotización de la acción vaya ajustándose al precio de la opa. Si está muy por encima, es señal de que los inversores esperan o que se eleve el precio o que aparezca otro competidor; si está muy por debajo, piensan que no saldrá adelante.
¿Qué opinan los expertos?
"Es habitual que, desde el momento en que se anuncia una operación de compra, especialmente cuando la transacción se va ejecutar mediante canje de acciones, el precio de la acción de la entidad objeto de la oferta converja al precio de canje ofertado. Esa convergencia no significa que la oferta pierda atractivo, sino que la cotización incorpora ya, en gran medida, la oferta realizada. Es decir, en ausencia de esta oferta las cotizaciones serían distintas", apuntan fuentes del BBVA.
La otra lectura es la contraria. Muchos dudan de los incentivos para los fondos accionistas del Banco Sabadell de acudir a la opa con un incentivo tan exiguo. Y consideran que la evolución bursátil, en lugar de suponer un signo de que la oferta saldrá adelante, responde a la presión del mercado por que el BBVA mejore su puja e incluya un tramo en efectivo.
"Los que entran ahora son fondos arbitrajistas, que compran Sabadell y venden BBVA. Lo que ha hecho Sabadell esta semana es establecer un suelo, en torno en los 1,8 euros por acción, con la promesa de devolver 2.900 millones a los accionistas. Si la transacción por alguna razón no saliera, Sabadell no va a caer mucho y volverá a subir por su proprio derecho, mientras BBVA va a caer. Tienen que hacer algo, han intentado hacerse con Sabadell dos veces con el mismo presidente sin éxito y con problemas en México", señala un asesor de grandes fondos de inversión.
La postura del BBVA
El BBVA ha sido desde el principio taxativo en que no contempla subir la oferta. Ya lo dijo el presidente del banco, Carlos Torres, en una rueda de prensa en el día que presentaron la opa. Lo repitió el consejero delegado, Onur Genç, durante la pasada presentación de resultados de forma muy clara: "No tenemos la intención ni la necesidad de subir la opa".
"Es demasiado pronto. No tiene sentido hacerlo ahora, cuando la oferta está aún expuesta a demasiadas incertidumbres. Lo lógico sería hacerlo cuando estas se disipen y se inicie el plazo de aceptación", señala un analista especializado en banca.
Estas incertidumbres son un elemento clave en el devenir de la opa. La oferta requiere la autorización del Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Las principales suspicacias vienen de este último flanco, que puede llevar el análisis de la transacción a una segunda fase, lo que implicaría que las condiciones impuestas deban ser avaladas por el Gobierno, que se ha manifestado radicalmente en contra de la transacción.