Cómo mantener el cerebro joven a los 70 años
En un mundo en constante cambio y con una población cada vez más envejecida, la salud cerebral se ha convertido en un tema de gran importancia. Un estudio reciente realizado por científicos del Instituto Karolinska y la Universidad de Gotemburgo en Suecia aporta valiosa información sobre cómo mantener un cerebro sano y joven a medida que envejecemos.
El papel de la salud vascular
El estudio, publicado en la revista científica Aging Cell, destaca el papel crucial de la salud vascular en el mantenimiento de un cerebro joven. Según la neurobióloga del Instituto Karolinska, Anna Marseglia, "los factores que afectan negativamente a los vasos sanguíneos también pueden estar relacionados con cerebros de aspecto envejecido". Por lo tanto, adoptar hábitos saludables como la actividad física regular, una dieta equilibrada, dejar de fumar y controlar los niveles de glucosa puede tener un impacto significativo en la salud cerebral.
Un modelo innovador de inteligencia artificial
El estudio utilizó un innovador modelo de inteligencia artificial (IA) para evaluar la edad cerebral a partir de resonancias magnéticas. Este modelo, previamente entrenado con más de 18.000 resonancias, permitió obtener una estimación precisa de la edad cerebral en los participantes.
Además de las resonancias magnéticas, los investigadores analizaron muestras de sangre y recopilaron datos sobre factores de estilo de vida, condiciones médicas y pruebas cognitivas. El equipo, dirigido por el geriatra Eric Westman, destacó que, aunque el algoritmo aún requiere más evaluación, su uso podría ser clave en futuras investigaciones clínicas sobre demencia y otras enfermedades cerebrales.
Factores de estilo de vida que influyen en la salud cerebral
El estudio reveló que un "cerebro de aspecto más viejo" (BAG, por sus siglas en inglés) se asoció con comportamientos como la inactividad física, la diabetes y el accidente cerebrovascular. Curiosamente, la prediabetes se vinculó con cerebros que parecían más jóvenes, y la actividad física regular fue capaz de mitigar los efectos negativos de la obesidad en la salud cerebral. Estos hallazgos resaltan la importancia de llevar un estilo de vida activo y saludable para prevenir el envejecimiento cerebral prematuro.
Además del ejercicio físico, la alimentación también juega un papel crucial en la salud cerebral. Según la Federación Mundial de Neurología, más del 90% de los accidentes cerebrovasculares, el 40% de los casos de demencia y el 30% de las epilepsias son prevenibles. Por esta razón, se recomienda seguir una dieta saludable, como la dieta mediterránea, que ha demostrado tener beneficios para la salud cerebral. Esta dieta, rica en frutas, verduras, pescado, aceite de oliva y nueces, junto con la reducción del consumo de sal y alcohol, puede proteger el cerebro contra el daño oxidativo y la inflamación.
Otros factores que contribuyen a la salud cerebral son mantener una buena hidratación, estimular la mente mediante el aprendizaje constante y controlar el estrés mediante técnicas de relajación como el yoga y la meditación. La interacción social también es importante, ya que el aislamiento social y la depresión están estrechamente relacionados con un mayor riesgo de demencia.
El estudio también reveló algunas variaciones entre hombres y mujeres en cuanto a los factores que afectan la salud cerebral. Por ejemplo, los niveles de glucosa parecen influir más en la edad cerebral de los hombres, lo que abre nuevas preguntas para futuras investigaciones.
Investigación en curso y nuevas perspectivas
Los investigadores planean seguir explorando cómo los factores biológicos, como las hormonas, y los determinantes socioculturales, como el apoyo social, influyen en la resiliencia cerebral y en la prevención del envejecimiento patológico. En este sentido, Marseglia destacó que el próximo año se lanzará un estudio que se enfocará en cómo la salud social, el estrés y el sueño influyen en la resiliencia cerebral, especialmente en las mujeres.
Los resultados de esta investigación podrían ofrecer nuevos enfoques para proteger el cerebro contra el deterioro cognitivo y las enfermedades neurodegenerativas relacionadas con el envejecimiento.