Columna Carlos Andrés Cuevas

Este pedacito de tierra es tan suyo como mío, por acá siempre bienvenido.

Nostalgia debe ser querer dejar de ser durante un instante aunque la incertidumbre asuste o más sencillo todavía: desear que el lunes sea festivo.

No sé hasta qué punto Martha le jodió la vida a Donny y hasta qué punto le ayudó a ver lo más bello de sí mismo.

Ojalá y Andrés Caicedo no me jale las patas, desde donde quiera que esté, por usar el título de su obra en este mal texto.

Aunque no soy de acudir a la violencia, opino que hacerlo en defensa propia es legítimo.

Polémico, quizá, pero un amigo planteó la posibilidad de racionar humanos en vez de agua. Sus palabras me pusieron a pensar... y aquí va un nuevo intento de columna de opinión.

Lo que importa, al menos para algunos jefes, es reducir los periodistas a máquinas de fábrica china capaces de producir de seis a ocho notas diarias.

Aquí, una reflexión desde una ventana en Puente Aranda.

Empresas, reclutadores y personal de recursos humanos, les resumo la columna: un minuto de su tiempo para enviar una respuesta no se le niega a nadie.

Han sido cuatro, que yo recuerde, pero pudieron ser seis. No los normalicemos.

Es un gesto de bondad que aún recuerdo, de esos que hacen falta por estos días.

Si después de leer este texto usted se siente un tío, igual que yo, brindemos.